Elegir proyectos asequibles


Creo que en ocasiones es fácil dejarse llevar y elegir proyectos que, quizá, puedan superar nuestras capacidades en un momento dado. Muchas veces se nos alienta a dar el máximo e ir más allá de lo que se considera "común"; incluso se llega a juzgar a la gente de conformista en el caso de elegir algún proyecto chico en vez de uno gigante, a los que eligen éstos últimos normalmente se les considera osados, valientes o tomadores de riesgo. Sin embargo, por experiencia propia creo que es mejor conocer —y, sobre todo, reconocer— honestamente nuestras capacidades y habilidades, así como nuestras limitantes y debilidades.

    La foto de esta entrada es del rodaje de un cortometraje que realicé en abril del 2019, ¿mucha gente, no? Más de 50 personas de equipo de producción, a las que hubo que mover, en 1 camión y 5 coches, del sur de la Ciudad de México hasta un teatro en el Estado de México a las 6 de la mañana para aprovechar el tiempo que se tenía la locación. El concepto era simple, filmar el desarrollo de un día de función de una Compañía de Danza Folklórica; pero no sólo filmarlo, sino hacerlo con buena iluminación, movimientos de cámara precisos y premeditados, repetir cada una de las 6 coreografías 3 veces para obtener distintos ángulos desde las 3 cámaras que se utilizaron, y cuidar que se desarrollara una narrativa interesante en los camerinos durante los cambios de vestuario. Todo esto en el transcurso de 8 horas, que era el tiempo que teníamos disponible el teatro.

    ¿Retador, no? El resultado se podría describir como exitoso, aunque en el proceso ciertamente hubo que sacrificar muchas cosas que hubieran cambiado el resultado final quizá para bien. Se sacrificó la tercera repetición de cada una de las coreografías, así como una coreografía por completo; quizá lo más delicado fue sacrificar la narrativa que ocurría detrás del escenario debido al poco tiempo y sentido de urgencia que hubo en el momento. Si bien el resultado es bueno, creo este último sacrificio afectó gravemente al resultado final del cortometraje; lo que en el guión era una historia con claras tensiones y puntos de inflexión, en el rodaje terminó siendo un bello pero hasta cierto punto monótono baile-camerino-baile-camerino-baile. Se disfruta, sí; pero no como estaba originalmente pensado.

    Esto sin mencionar que en la sala de edición también se descartaron múltiples escenas y números completos de baile debido a una mala previsión en cuanto a derechos de autor de la música bailada, así como a que en dichos números sólo bailaban 6 bailarines del total de 14 por lo que se decidió dejar únicamente las coreografías de las que sí se contaba con permiso para utilizar la música así como en las que aparecieran todos los bailarines y bailarinas. También se realizaron estos cortes con el fin de tener una versión de menos de 20 minutos del cortometraje, siendo la versión original de cerca de 50 minutos.

    No es cuestión de pensar mucho. Si se hubieran omitido esos bailes desde un inicio, el rodaje ciertamente se podría haber enfocado más en la narrativa y en el conflicto que terminó llegando algo débil a la pantalla. Pero en aquel momento resultaba tentadora la hazaña de filmar una función entera desde distintos puntos de vista, aún teniendo el tiempo justo en todo sentido. Había muy poco margen de error, y aunque todo el equipo realizó verdaderas maniobras para resolver los problemas que se presentaban al momento con las mejores opciones, quizá no hubiera sido necesario este extra de estrés si se hubiera planteado mejor el proyecto desde un inicio, partiendo de lo que era posible hacer, no de lo deseable.

    Sin embargo, de toda experiencia se aprende. Y, ciertamente, los proyectos que ahora tengo en mente son de un tamaño mucho menor que me permita enfocarme enteramente en el lenguaje audiovisual y en la narrativa cinematográfica para contar historias quizá más chicas y en ambientes más controlados.

    Existen tres elementos que, ahora, pienso que son claves a la hora de elegir un nuevo proyecto:

  • Conocer qué ámbitos del proyecto puedo desarrollar por mi cuenta, y en cuáles necesito la ayuda de un experto o colega.
  • Elegir un proyecto que sea posible realizar con los recursos de los que dispongo, sin agotarlos por completo.
  • En caso de requerir más recursos de los que disponga en ese momento (sean humanos, económicos o técnicos), buscar oportunamente ayuda externa con alguna persona, empresa u organización que sean afín al proyecto.

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